Él era todo para mí, así con sus miedos y errores,
con sus aciertos y fracasos.
Él no sabía que con su mirada me llenaba de luz,
con sus brazos me daba calor y que sus besos eran mi paz.
Él no sabía lo mucho que lo quería por estar aferrado
a sus fracasos y tropiezos, sin saber que eso lo volvía distante,
frío e incluso hiriente.
Él se olvido de que la palabra amor existe en su vocabulario,
sin importar lo mucho que podía dañar.
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