Yo y mi maldita costumbre de crear un sentimiento
tan grande pensando que será suficiente para los dos,
yo y la manía de aferrarme a lo pasajero,
de amar a lo inestable, a lo vacío y a lo perdido.
Y ahora, a quién he de darle la factura de los sueños
rotos e ilusiones perdidas.
Ya sé, esa me corresponde a mi y sólo a mi,
por creer en lo increíble y confiar en lo incierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario